Pero hay tortas a las que siempre vuelvo, como esta, esta y esta.
El último cumpleaños familiar requería de una torta de vainilla, pero con la cuota justa de chocolate.
Así fue que caí en una receta muy similar a la mejor torta, pero con distintas proporciones en los ingredientes, un clásico relleno y una deliciosa cobertura que estaba para comer con cuchara.
Esta vez no había niños, así que nadie metió el dedo. Excepto yo, que tuve que cortarla, y por supuesto, comerme todas las migas y restos al final!
A veces es difícil no repetirse, pero los clásicos nunca fallan.
Así que vuelvo a compartir una receta, parecida pero con algunas variantes. Como el reemplazo de harina por un poco de maicena, como bien aconseja Pau, para que la torta salga más "suave".
Repetida o no, a una rica y contundente torta nunca le decimos que no; menos si hay para repetir! Y más si la compartimos con gente querida.