Es un básico para tener siempre a mano, que saca de más de un apuro... además, con estas proporciones en mente se puede empezar a reemplazar, a saborizar, a reformar... prácticamente no tiene límites.
Que mejor para un domingo, cuando la cocina está en silencio, y está por empezar a llover? Ni siquiera hay que pensar en ir a hacer las compras! Contar hasta cuatro, y ya está lista!
Para los primeros días de otoño es ideal: para tomar el té o unos ricos mates.
Además, nada mejor que una masa simple, para disfrutar de los primeros limoncitos de la cosecha... en realidad, los únicos dos que se cayeron del árbol, pero que a pesar de estar un poquito verdes, valía la pena usarlos... como cambia el sabor un limón recién arrancado que uno de verdulería!
Así que, con dos pequeños limoncitos, y un poco de ingenio, la tarde de domingo se transformó por arte de magia en 1! 2! 3! 4! budincitos!
Ahora, recién llegada de un evento de la revista de Su (lleno de fanáticas! como sigue despertando pasiones esa mujer!) al que me invitó el Alto Palermo (y bien adelante, en las sillas reservadas!), voy a aprovechar para comerme un último pedacito, y contarles como es la receta, y todos los cambios que se le pueden hacer!