Aunque probablemente es lo único que cambie. El domingo seguiremos comiendo y tomando, y el lunes será un lunes más, pero con el 17 detrás.
Cada año los días pasan más rápido, duran menos o no se que, pero definitivamente, no alcanzan para nada. Así que, para no perder más tiempo en los últimos días que nos quedan de este 2016, me puse a pensar en un postre ideal para el 31.
Los días de pan dulce y frutas secas ya pasaron (la semana pasada 😂), así que para estos días, se me ocurre que una versión más fresca y veraniega será más que bienvenida como fin de cena/último postre del 2016.
Cuando llegan a mis manos limones de verdad, no puedo más que pensar en hacerlos postre. El sabor es abismalmente diferente a los que se consiguen a diario en la verdulería, y me encanta aprovecharlos en preparaciones que los destaquen.
El año pasado, con los últimos limones que pude acaparar, hice lemon pie, un clásico olvidado desde que tengo el blog... pero... no es de mis preferidos! Me encantan los postres con limón, pero al lemon pie le tengo que sacar esos kilos de merengue que lleva, porque: amo merengue seco - odio merengue blando (?).
Con los limones de este año, pensé en un clásico francés: tarte au citron, que podría traducirse en lemon pie sin merengue.
Busqué mucho una receta que me convenciera, que fuera realmente diferente, para no caer en mi lemon curd preferido y ya.
Finalmente, encontré en el blog de Caty la versión francesa por excelencia, la de Paul Bocuse. Y sí, si es de un chef francés, es la versión francesa, o no?
Un hallazgo que ya forma parte de los clásicos preferidos.
Además de delicada y refrescante, ideal para despedir el año en el calor.