Como no queríamos que se acostumbrara a abrir y cerrar cuanta puerta se le antojara, no la dejamos tocar más la alacena... y eventualmente se olvidó del tesoro que había entre mis artículos de repostería.
Igual, sigo esperando que sea un poco más grande para volver a sacar los moldecitos, y que ya no los usemos para jugar, si no para que me ayude a amasar y hacer galletitas de colores con ellos!
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