lunes, 18 de abril de 2016

patacones | delicia caribeña | plátano verde frito

Quizás este manjar lo conozcan con distintos nombres.
Los míos vienen de Colombia, y allí los conocen como patacones.


Rodajas de plátano verde fritas, aplastadas, vueltas a freír, escurridas, mucha sal... Lo escribo y no puedo creer lo fácil y rico que es comer!
Es una preparación que puede servir de snack o acompañamiento.


En casa los comimos un domingo, medio tarde, como a la hora del brunch. Y quedaron algunos, los calenté un poquito en una tostadora, y los terminé con el mate de la tarde.


Ya se, el mate con budín o alfajores de maicena es una gran combinación. Pero yo tomo mate con sandwich de milanesa, tostado de jamón y queso, empanadas (me encanta!), masitas dulces, y porque no, con patacones!


Gracias a A. y L., mis amigas colombianas, tengo 2 pataconeras a falta de 1! Pero antes de los regalos, ya los había hecho sin pataconera, así que no hay excusas para probarlos.

miércoles, 13 de abril de 2016

budín de zapallo, oliva y chocolate | húmedo y delicioso

Sigo probando recetas de libros, de libros que no tengo, pero me intrigan sus índices.


Me empezó a sorprender cruzarme siempre con los postres en los blogs. Será que es lo que miro o será real que todos arrancan por los budines?


Me pasó con Date night in, y su maravilloso budín de pomelo, oliva y chocolate, con The broad fork y el cobbler de frambuesas.


Y me pasó con el libro de este mes: Gjelina, que apenas lo ví en el índice sabía que era una de las recetas a googlear: budín de zapallo, oliva y chocolate. Chocolate, palabra mágica.


Esta vez fue más fácil encontrar la recta, y mientras me cruzaba con un par más que tengo en agenda, vamos a ver a cuales llego...


Para resumir, este mes Deb propuso este libro para #rainydaybitescookbookclub, que es de un restaurante famoso en Venice, California... Por lo que pude ver en el índice, mucha comida simple y con una vuelta italiana.


Este budín es un hallazgo. Super sencillo de hacer (excepto por el zapallo, que hace planearlo con anterioridad), húmedo por donde se lo mire, y de sabor suave y profundo, hasta que te encontras con un pedazo de chocolate y es la gloria.


Ideal para estos fines de semana que estamos teniendo, para disfrutar un domingo a la tarde lluvioso. Y les va a quedar suficiente zapallo para la guarnición de la cena! 2x1!

lunes, 4 de abril de 2016

praline de savannah | para compartir y regalar

Hace unos años descubrí estas golosinas típicas del sur de Estados Unidos. Al poco tiempo, pude reproducirlas gracias al reto de Daring Bakers.


Y ahora, otra vez por las redes, decidí probar una versión un poco más refinada, de chef, gracias al #rainydaybitescookbookclub.
Para el mes de marzo, Deb propuso un libro mucho más difícil de acceder que el anterior: esta vez no se trataba de una blogger, si no de un reconocido chef de Athens, Georgia, Hugh Acheson.


The broad fork, un libro que propone cocinar con frutas y verduras locales y de estación, estaba recién salido del horno... así que por más que googleara y googleara, las recetas todavía no aparecían posteadas por nadie...


Me llevo un rato, pero finalmente encontré 3 recetas a falta de 1! Y no pude dejar de hacer ninguna.
El coobler de frambuesas que lleve al #cremonafest fue una.
Otra fue para aprovechar las últimas pecan de la temporada pasada...


Y como tenía un poco de tiempo, me propuse pelar esta última tanda! Y de paso, recordar el road trip por la costa este, comiendo dulzuras típicas (y chocolates) en cada parada.
Savannah fue una de ellas, y sus pralines fueron los elegidos!

lunes, 28 de marzo de 2016

stroopwafles | delicia holandesa | daring bakers marzo 2016

Hay unos wafflecitos holandeses que son la muerte.
Una vez los trajo de regalo un amigo holandés, otra vez los conseguí en el Barrio Chino, y no hay muchas más veces que recuerde...


Son como un barquillo relleno con un caramelo muy similar al dulce de leche. Una oblea muy finita y rellena.
Dulces, pero suaves y delicados. Aunque parece que no era la idea en el comienzo, ya que le llamaban el dulce de los pobres (aunque no siempre wikipedia tiene razón).


Este mes, el reto de Daring Bakers (del que no participo ya no recuerdo hace cuanto), era hacer estas masitas, lo cual requiere de una wafflera especial, o simplemente hacerlos al horno pero sin diseño.


Entonces me puse manos a la masa y los hice: ni al horno, ni con el diseño tradicional (rombos, como un barquillo). Los hice con mi wafflera sueca para rullrån del siglo pasado, con diseño divino como de encaje.


Algunas recetas llevan canela, la cual obvie porque no me gusta, y tenía miedo de pasarme en las proporciones (porque en las comerciales no se siente el gusto).


Además, no hice el caramelo para el relleno, simplemente use dulce de leche, aligerado con un poco de crema y un poco de calor para simplificar el untado.
Son riquísimas de cualquier manera... Y ya se que buscar en bazares el día que vaya a Holanda!

lunes, 21 de marzo de 2016

cobbler de frambuesas | el postre más fácil del mundo

Me enganché con este reto mensual de rainydaybites, el #rainydaybitescookbookclub.
La idea es tener los libros a disposición, y elegir recetas de ahí. Como los libros no los tengo, y cuando viaje prefiero usar el peso para props, compro cada vez menos libros.


Pero la magia de google siempre está para salvarnos, y todos los libros se promocionan por lo menos, con una receta...
Este es el caso del libro de este mes, The broad fork, de Hugh Acheson. Un libro que se propone recetas de temporada, con ingredientes nobles de temporada.


La cosa más loca del mundo, en Buenos Aires es muy difícil conseguir ingredientes de temporada que se producen en el país. En una punta o en la otra, pero acá llegan como super exclusivos. Te vas al norte, y comes quesos, dulces artesanales, papines que no te imaginas que existen.
Te vas al sur, y tenes frutos rojos a rolete, una exquisites en la gran ciudad...


De vuelta, la magia de google me llevo a descubrir que hay gente que vende frutos rojos congelados en la comodidad de su hogar, y a mano para todos.
Así, la idea que parecía frustrada, de participar en el reto iba tomando forma. Una breve pasada por la papelera a comprar una bandeja para horno descartable (el cobbler iba al #cremonafest), y ya estaba todo listo para empezar...


Y de golpe! Me dí cuenta que el último día de frío del año pasado, me había terminado la polenta!
El tiempo me jugaba en contra, así que la reemplace por almidón, tenía que hacer ese cobbler ese día en ese momento sí o sí. Ya me era un capricho a esa altura!


En la frustración de la falta de polenta, me olvide el azúcar! Por eso, cuando me avivé (a la media hora de horno), le esparcí la cucharada por arriba... y eso es lo que se ve en la foto.
Una receta llena de imprevistos, pero que salió deliciosa, es super fácil, y un postre que viste cualquier cena pipi cucu.