La mayoría (según el gadget) me las imaginaba tipo buñuelos, waffles u obleas...
Una vez, hablando con G. en uno de sus viajes con J. y mini, me dijo que su mamá tenia uno de esos aparatos, y que en alguna visita le iba a preguntar donde podía comprar uno para traerme.
Así fue que apenas llegó a Suecia, me mando un mensaje, y me dijo que su mamá tenía 2 moldes para rullrån, y que me iba a mandar uno en una próxima visita.
Un par de viajes luego, y con el aparato olvidado en la casa de G., llegó a mis manos esta reliquia.
El molde para rullrån que la mamá de G. me mandó, pertenecía a su mamá, y tiene casi 100 años!
Las galletitas que hace son unos waflecitos finitos, muy similares a un barquillo muy fino, y con una trama de encaje preciosa!
Apenas lo ví, pensé que era la galletita ideal para el sweet swap! Original, navideña, vistosa, rica y muy, pero muy linda.
Costó más de lo previsto, pero después de comer casi la mitad de la masa mientras las hacía, probar diferentes alternativas, y un buen bol de masa desaparecido, llegué a tener las 3 docenas (y muchas de yapa para el té) requeridas para el swap.
Espero que Paula, Mariana y Florencia hayan disfrutado de estos encajes suecos tanto como yo probando las muestras y compartiendo en familia.