Después de tantas
cookies,
trifles y otros tantos dulces que comemos por ahí, necesitábamos un domingo de mates calentitos con algo rico pero más bien salado para acompañar...
Además, C.A.I. tenía que llevar galletitas saladas al jardín, así que nos tomamos la atribución de cambiar galletitas por pancitos, y decidimos amasar chipa! A ella le encanta comerlos, y ahora también hacerlos, ya que es super fácil, y la masa se puede manosear mucho!
El chipa es un pan típico de la
mesopotamia argentina y de
Paraguay (muchas veces ellos le agregan anís a la masa). También en Brasil hay algo parecido, el pão de queijo, pero tendríamos que preguntarle a
Sylvia, que tiene un blog maravilloso en inglés, portugués y castellano, si ella sabe la receta, porque la consistencia no es igual a la del chipa
guaraní.
En Argentina, los mejores chipa son
correntinos, y los chipacitos
misioneros.
Es a base de harina o fécula de mandioca y queso. Se pueden hacer con forma de pancito, rosquita, trencita, o los que hicimos nosotras, chipacitos: bolitas del tamaño de una nuez.
Cuando era chica e íbamos a Corrientes, traíamos chipa en forma de pan flautita. La primera vez que comí chipa casero también tenía esa forma: mi abuela había conseguido que le trajeran de su Corrientes fécula de mandioca, y los preparó.
Con los años se pusieron de moda, y ahora se consiguen en muchas partes, pero generalmente son los chipacitos; y también es muy fácil conseguir la fécula de mandioca en cualquier dietética y hacerlos en casa.