lunes, 28 de marzo de 2016

stroopwafles | delicia holandesa | daring bakers marzo 2016

Hay unos wafflecitos holandeses que son la muerte.
Una vez los trajo de regalo un amigo holandés, otra vez los conseguí en el Barrio Chino, y no hay muchas más veces que recuerde...


Son como un barquillo relleno con un caramelo muy similar al dulce de leche. Una oblea muy finita y rellena.
Dulces, pero suaves y delicados. Aunque parece que no era la idea en el comienzo, ya que le llamaban el dulce de los pobres (aunque no siempre wikipedia tiene razón).


Este mes, el reto de Daring Bakers (del que no participo ya no recuerdo hace cuanto), era hacer estas masitas, lo cual requiere de una wafflera especial, o simplemente hacerlos al horno pero sin diseño.


Entonces me puse manos a la masa y los hice: ni al horno, ni con el diseño tradicional (rombos, como un barquillo). Los hice con mi wafflera sueca para rullrån del siglo pasado, con diseño divino como de encaje.


Algunas recetas llevan canela, la cual obvie porque no me gusta, y tenía miedo de pasarme en las proporciones (porque en las comerciales no se siente el gusto).


Además, no hice el caramelo para el relleno, simplemente use dulce de leche, aligerado con un poco de crema y un poco de calor para simplificar el untado.
Son riquísimas de cualquier manera... Y ya se que buscar en bazares el día que vaya a Holanda!

lunes, 21 de marzo de 2016

cobbler de frambuesas | el postre más fácil del mundo

Me enganché con este reto mensual de rainydaybites, el #rainydaybitescookbookclub.
La idea es tener los libros a disposición, y elegir recetas de ahí. Como los libros no los tengo, y cuando viaje prefiero usar el peso para props, compro cada vez menos libros.


Pero la magia de google siempre está para salvarnos, y todos los libros se promocionan por lo menos, con una receta...
Este es el caso del libro de este mes, The broad fork, de Hugh Acheson. Un libro que se propone recetas de temporada, con ingredientes nobles de temporada.


La cosa más loca del mundo, en Buenos Aires es muy difícil conseguir ingredientes de temporada que se producen en el país. En una punta o en la otra, pero acá llegan como super exclusivos. Te vas al norte, y comes quesos, dulces artesanales, papines que no te imaginas que existen.
Te vas al sur, y tenes frutos rojos a rolete, una exquisites en la gran ciudad...


De vuelta, la magia de google me llevo a descubrir que hay gente que vende frutos rojos congelados en la comodidad de su hogar, y a mano para todos.
Así, la idea que parecía frustrada, de participar en el reto iba tomando forma. Una breve pasada por la papelera a comprar una bandeja para horno descartable (el cobbler iba al #cremonafest), y ya estaba todo listo para empezar...


Y de golpe! Me dí cuenta que el último día de frío del año pasado, me había terminado la polenta!
El tiempo me jugaba en contra, así que la reemplace por almidón, tenía que hacer ese cobbler ese día en ese momento sí o sí. Ya me era un capricho a esa altura!


En la frustración de la falta de polenta, me olvide el azúcar! Por eso, cuando me avivé (a la media hora de horno), le esparcí la cucharada por arriba... y eso es lo que se ve en la foto.
Una receta llena de imprevistos, pero que salió deliciosa, es super fácil, y un postre que viste cualquier cena pipi cucu.

martes, 15 de marzo de 2016

palitos de pretzel | german soft pretzel + #cremonafest

Este fin de semana hicimos el 4to picnic gastrobloger... Quedó bautizado picnic, por aquella super tarde allá por el 2011, aunque los dos siguientes no fueron picnic. Es más, el encuentro del 2015 fue de noche, así que apenas un par de fotos para documentar y ningún post...


Pero este año volvimos al formato picnic. El mejor lejos: cada quien lleva algo casero para compartir, manteles, lonas, termos, mates, jugos, y no necesitamos mucho más.
Sigo sosteniendo que entrar a este mundo (o permanecer ya a esta altura), es un camino de ida. Y uno de los motivos principales es este: que se genera comunidad, que hay mucha gente afín, haciendo cosas parecidas, con ganas de compartir, y que no nos cruzaríamos de no ser por este medio.


Y todo el tiempo se van sumando cosas nuevas: plataformas nuevas (más usuarios y más claves para memorizar!!!!), formas de generar comunidad, y formas de participar y mantenerlas.
Una de ellas, el hashtag o numeral, hizo que este encuentro explotara en instagram.


No me voy a detener en esto, simplemente pasen por Alma Singer, que Vero, la reina y hada madrina de los blogs, hizo un perfecto resumen del numeral mágico.
Esta vez, por simple capricho y/o casualidad, el picnic gastrobloguer se termino llamando #cremonafest. Hay una larga historia detrás, que no viene al caso... Pero sí, hubo cremona entre tantas otras cosas.


Se sumaron conocidas y desconocidas, pero todas con muchas ganas de pasar una hermosa tarde de cierre de verano al sol, y con amigas virtuales.
Acá les dejo la lista, para que visiten a estas genias! Algunas ya, apenas con el picnic digerido, ya postearon su experiencia!


Ale, Alma Calma
Andre y Clau, Algo así
Dana, La jaula vacía
Feli, Dish by dish
Flor, Menos mal que soy de géminis (menos mal que Pau y yo también, sino no había #cremonafest!)
Gise, Sentidos creando juntos
Lore, Una xícara de café
Mica, Miicakes
Nati C., Natalia Caparroz ilustradora
Nati R., Nobles pensamientos
Noe, Bren y Flor, En pocas palabras
Pau, Cocina Central
Vale, Veilys mesas boutique
Vero, Alma Singer

Y finalmente, les dejo una de las recetas que compartí ese día: pretzel. Primera vez que los hago, pero definitivamente no la última.
Los pretzel, o cervecinas como los llamaba mi abuela (con toda una historia detrás), son unos de mis snacks preferidos... entre papitas, palitos y chizitos, definitivamente me quedo con los pretzel... Los que crecieron en los '80, seguramente se acuerdan de los actualmente reciclados kesbun y los palitos de la misma marca, llenos de granitos de sal gruesa, un snack extrañado como pocos (dale Bun, si pudiste relanzar las kesbun, que esperas para los buntzel?).