martes, 25 de agosto de 2015

budín de limón y lavanda | perfumado por doquier

Creo que esta debe ser la quichicientas mil receta que publico de budín de limón. Pero nunca se pueden tener suficientes budines de limón en la vida.


Y toda receta que me cruzo va a parar al batidor...
Obviamente, todavía tengo un sinfín de recetas pineadas; pero a esta le tenía una intriga especial: la acidez del limón, combinada con un toque floral de lavanda... dos aromas que se mezclan y perfuman toda la cocina bucólicamente (sería como teletransportarse y vivir en instagram, por ejemplo).


Estaba tan inspirada, y me sentía prácticamente Heidi 2.0 viviendo en un mundo sólo a base de pinterest e instagram, que hasta hice un video!


Bueno, video... un intento de... seguiré probando, y algún día podré publicar uno decente... o por lo menos horizontal, como un monitor/tv!


Nos gustó mucho la receta, desapareció sin más, y nadie (ni los más puristas) hicieron objeción a la lavanda. Es un buen comienzo si la tienen en pendientes y no se animan a usarla, porque el limón ayuda a que no se note tanto.


sábado, 15 de agosto de 2015

cookies de dulce de leche | versión alfajor

Tenía pendiente esta receta desde tiempos inmemoriales (los mismos que hace que no posteo, casi!).


Desde la época en que Ro Guaraz era The recipe card, y era más vaga que yo para postear (es eso posible?!). Recuerdo que la posteó para el día del dulce de leche 2012, y nunca dejó de dar vueltas por mi cabeza.


Finalmente, la hice. Y pasó automáticamente a ser preferida de grandes y chicos, y a ocupar un lugar especial en mi recetario.


Por lo fácil, rica y rendidora, es una receta a tener en cuenta y siempre a mano. No hay alma en este universo que se le pueda resistir.
Mañana es el día del niño, así que les recomiendo a todas/os los #pequecocinera /os que andan por ahí, que se las auto regalen y festejen a lo grande!


No puedo calcular cuanto rindieron: docenas y más docenas de alfajores, que alcanzaron para un cumpleaños, un asado, una yapa para el desayuno, y un tupper lleno de galletitas en el frezzer, que se descongelo en pocos minutos (y un toque de microondas), y fue más que suficiente para un dulce después de la cena.