Y se me ocurrió pensar en el postre clásico argentino de todos los tiempos: el vigilante, o Martín Fierro, o simplemente fresco y batata, transformado en torta.
Una idea simple: un clásico cheesecake, pero en lugar de dulce de leche, frutos rojos, o cualquier otra de las cubiertas modernas que rondan por ahí, lo terminé con dulce de batata.
El resultado: fresco y batata versión gourmet.